Cuando el nombre de un plato
no es de donde parece
La
gastronomía es una parte esencial de los viajes, ya que permite, a
través de los platos típicos de cada lugar, profundizar más en su
cultura, su historia, sus tradiciones y sus gentes.
Los mercados,
restaurantes, bares y puestos callejeros son espacios donde se fusionan
los ingredientes y las técnicas culinarias, muchas veces ancestrales,
ofreciendo a los viajeros una visión única del modo de vida de la
región.
El turismo gastronómico ha crecido en las últimas décadas,
convirtiéndose en un factor clave para el desarrollo económico de muchas
ciudades y países. De hecho, para ocho de cada diez turistas es imprescindible, cuando viajan, probar los platos típicos de la zona.
Por
otra parte, muchos ingredientes y platos típicos que hoy se asocian a
un país o una cultura en realidad tienen orígenes muy distintos,
resultado de migraciones, colonizaciones, comercio o simples errores:
La tortilla francesa no es francesa
La
tortilla francesa, tal y como hoy se conoce, no tiene nada de francesa.
Aunque como en todo hay distintas versiones, la más popular dice que
nació durante la Guerra de la Independencia y en concreto en el asedio
de las tropas francesas a las resistentes ciudades de Cádiz y San
Fernando que duró dos años y medio. Ante la falta de suministros y
alimentos, entre ellos la patata, la cebolla y otras hortalizas, se
simplificó la receta tradicional y se hizo solo con huevos y para
distinguirla, se llamó tortilla a la francesa. Cuando acabó la guerra y
volvieron las patatas, algunos siguieron haciendo la receta más simple y
la denominaron tortilla de cuando los franceses, hoy en día se conoce
simplemente por tortilla francesa.
La ensaladilla rusa, inventada por un francés
La
receta de la ensaladilla rusa admite todo lo que se le quiera poner. De
hecho, su origen se debe al chef franco-belga Loucien Oliver que viajó a
Rusia a mediados del siglo XIX y trabajó en las cocinas del restaurante
de lujo El Hermitage de Moscú en 1860. Allí inventó una receta de
ensalada a la que llamó Salad Olivier. Aunque mantuvo su receta en
secreto, se sabe que entre otras cosas llevaba carne de perdiz, carne de
cangrejo, caviar, lechuga, patatas cocidas, olivas... y salsa de
mayonesa para unirlo todo. Su éxito fue rotundo entre la clase alta.
Pero llegó la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa y la pobreza
hizo que se realizara con ingredientes más humildes, como las patatas
cocidas, las zanahorias, los guisantes y, eso sí, la mayonesa. Cuando se
expandió por el mundo, se le cambió el nombre a ensaladilla rusa.
Los filetes rusos, sí son rusos... y franceses
Aunque
los filetes rusos sí que nacieron en tierras del Volga y con ese
nombre se conocen en todas partes, menos en Rusia que se llaman
«Kotleta», parece que no fue un invento ruso, el gusto y las cocinas de
los nobles rusos estuvieron dirigidas durante el siglo XIX por
reconocidos chefs franceses y belgas, quienes crearon diversas recetas
de fusión ruso-francesa que han perdurado hasta nuestros días bajo el
humilde nombre de filete ruso.
Curiosamente,
puede considerarse el padre de la hamburguesa, la más popular de las
comidas americanas. Por cierto, no hay que confundir el filete ruso con
la hamburguesa americana. Aunque ambos están elaborados con carne
picada, el filete ruso lleva pan rallado y se embadurna de harina.
Además, a la carne picada se añade cebolla, ajo, miga de pan y leche.
También es habitual incorporar huevo, perejil picado y salpimentarla. La
hamburguesa es solo carne picada y lleva, eso sí, pan arriba y abajo.
La hamburguesa no nació en Hamburgo
Y
hablando de hamburguesas, la receta de la carne picada llegó a Alemania
gracias a los tártaros de origen ruso que hacían el steak tartar, carne
cruda picada condimentada con especias. Y fueron los emigrantes,
alemanes los que, a finales del siglo XIX, embarcaron en el puerto de
Hamburgo, camino de una nueva vida en el nuevo mundo. Así llegó la
hamburguesa a Estados Unidos y se extendió rápidamente. Con la receta de
Alemania, en 1895 un chef llamado Louis Lassen, de Connecticut, Estados
Unidos, elaboró la primera hamburguesa en Norteamérica. La primera
cadena de hamburgueserías del mundo fue White Castle, fundada en
Wichita, Kansas, en 1921 por el cocinero Walter A. Anderson. Como
curiosidad, la hamburguesa más cara del mundo cuesta 5.000 dólares y se
llama The Golden Boy, una creación del chef Robbert Jan De Veen,
propietario del restaurante holandés De Daltons, situado en Voorthuizen
(Países Bajos). Su obra maestra contiene trufa blanca, caviar Beluga,
queso Cheddar, Whisky de Macallan y carne de vacuno wagyu, entre otros.
Pero su ingrediente más llamativo son las láminas de oro, mide 15 cm. de
largo y pesa 0,8 kg. Su precio es insuperable: 5.000 dólares (4.250
euros). Por supuesto está incluida en el libro Guinness de los Récords.
El típico croissant francés nació en Viena
Durante
el cerco por parte de los turcos a la ciudad de Viene en 1683, tras
haber conquistado media Europa, éstos comenzaron a construir un túnel
que salvase la muralla por el que introducirse y pillar por sorpresa al
enemigo. Para no ser descubiertos trabajaban sólo por la noche, pero no
se habían percatado de que los panaderos también trabajaban a esas
horas. Estos oyeron el ruido que hacían los turcos con las palas y
picos, y dieron la voz de alarma. De esta manera toda la ciudad y el
ejército pudo repeler el ataque del invasor, que no tuvo más remedio que
retirarse. Como celebración de esta victoria, los panaderos crearon un
bollo con forma de luna creciente, símbolo del islam y la bandera
otomana. En alguna versión se dice que, en realidad, el nombre no viene
de la luna creciente sino de una versión cristiana, que fue la vencedora
y que se toma como Croix Sainte. En todo caso, el croissant se entendió
como la manera de comerse a un turco, una dulce venganza llevada a
cabo gracias a la inestimable colaboración de los panaderos. Los
vieneses le dieron el nombre de kipferl que, a principios del siglo
XIX, la reina María Antonieta, de origen austríaco, introdujo en la
corte francesa. Con el tiempo, los panaderos franceses adaptaron la
receta original, usando masa de hojaldre en lugar de masa de levadura,
creando el croissant moderno. Algunas versiones sitúan la misma historia
en la ciudad de Budapest.
Tampoco el bollo de leche llamado suizo es
del país alpino, sino de un café madrileño del mismo nombre.
¿Nació la pizza en Italia?
Parece
claro que la pizza tal como se conoce hoy, nació en Nápoles. Sin
embargo, su origen, como un pan plano cubierto de algunos ingredientes
puede ser milenario, de la Antigua Grecia o también de Egipto, Persia...
En la época de Darío I el Grande (521-500 a. C.), los soldados persas
comían un pan plano con queso fundido y dátiles en la parte superior.
Panes planos con agregados similares se encuentran en diversas culturas
del Mediterráneo. Sin embargo, parece claro que la pizza en sus
versiones más tradicionales, la marinara,
con tomate, ajo, orégano y aceite, (ingredientes que se conservan mucho
tiempo, y se transportaban fácilmente para que los marineros la
elaborasen en sus largos viajes), y la cubierta de salsa de tomate y
mozzarella, procede de la ciudad italiana de Nápoles, de hecho, esta
última se conoce como napolitana.
El arroz a la cubana no se conoce en Cuba
En
Cuba toman mucho arroz, un alimento barato y nutritivo, pero sin huevo
frito, tomate y plátano, como se conoce en España al arroz a la cubana.
El arroz blanco sí que es una parte esencial de la alimentación de este
país, y sirve para acompañar la carne o los frijoles negros o colorados.
Puede que se tomara con huevo o incluso con plátano, y cuando los
emigrantes españoles en cuba regresaron a España después de la Guerra de
Independencia, especialmente a Canarias, hicieron popular la receta,
añadiéndole salsa de tomate y llamándole arroz a la cubana. Su éxito sin
duda se debe a la sabia combinación de sabores dulces y salados.
La tempura no es japonesa, sino portuguesa
Aunque
no se trata exactamente de un plato, sino de una forma de elaborar, la
tempura siempre se asocia a la gastronomía japonesa, un tipo de rebozado
para los mariscos y verduras, que, en pequeños trozos, se fríe en
aceite a 180 °C tan solo durante dos o tres minutos. Sin embargo, su
origen es portugués, como la propia palabra que recuerda a temporada
por la costumbre de no comer carne y sí tomar pescados y verdura en los
tiempos de cuaresma y vigilia, llamados en latín «tempora ad
quadragesimæ» («tiempos de cuaresma») del año litúrgico católico. Los
japoneses lo confundieron con el nombre del plato y lo llamaron así. La
tempura se introdujo alrededor de la ciudad portuaria comercial de
Nagasaki, fundada por navegantes portugueses en el año 1569, y junto a
ellos, los primeros en llegar a Japón fueron los sacerdotes y misioneros
jesuitas de la península ibérica, tanto españoles como portugueses.
Sushi, del sudeste asiático a Japón
El
sushi es otro plato que todos asociamos con Japón. Sin embargo, el
concepto de sushi se originó en el sudeste asiático como una forma de
conservar el pescado, se cocía el arroz, se dejaba fermentar y ahí se
guardaba el pescado con una poco de agua para que se conservara, lo
curioso es que solo se comía el pescado mientras que el arroz se
desechaba. Este método de conservación se extendió a China y luego a
Japón, donde evolucionó hasta convertirse en el sushi que conocemos hoy
en día. Así que, aunque Japón ha perfeccionado el arte del sushi, sus
raíces están esparcidas por toda Asia.
La Chimichanga, un error americano de un plato mexicano
Pasemos
por último a la chimichanga, un delicioso burrito relleno de carne y
verduras frito que muchos creen que es mexicano. Hay varias versiones de
su origen, la más popular es la de que la chimichanga nació en los
Estados Unidos, específicamente en Arizona. Mónica Flin, propietaria de
El Charro Café fue empujada por su sobrina mientras tenía un burrito en
su mano, éste cayó a una freidora, y, en lugar de tirarlo, decidió
probarlo. El resultado fue tan delicioso que se convirtió en un plato
popular. Por cierto, cuando el burrito volaba por los aires, Mónica
quiso decir una expresión grosera chingá pero al percatarse de que
había niños delante cambio la palabra por chimichanga, dando origen al
nombre del plato.
Fuente y fotos: Jetcost
0 Comentarios