El pan, un olor que alimenta




El pan no es un mero acompaƱante de otros alimentos en la mesa, sino que tiene una identidad propia y su calidad se percibe a partir de los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oĆ­do. 

Sus propiedades sensoriales son uno de los factores mƔs importantes que conquistan a los consumidores.

El ser humano puede distinguir hasta 10.000 olores diferentes y presta especial atención a los aromas de los alimentos antes de saborearlos. Según María Jesús Callejo, profesora titular de Tecnología de los Alimentos de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Agrónomos de la UPM, el característico aroma del pan es, sin duda, uno de los motivos mÔs importantes que influyen en su aceptación por los compradores.


La calidad de un pan se juzga a través de unas combinaciones de percepciones, en relación con la tradición, la salud y la alimentación de seguridad. La apariencia del pan y su olor son de lo mÔs importante a la hora de elegir entre uno u otro.

El olor del pan se determina por las sustancias aromÔticas percibidas a través de la ruta ortonasal y queda registrado en la memoria del consumidor, ya que el celebro mantiene un registro personal de los productos ingeridos y los clasifica por categorías según el placer recibido con cada experiencia. Por esa razón, los olores pueden despertar recuerdos de la infancia y el aroma del pan puede evocar a un producto sano y tradicional.

Los compuestos aromÔticos pueden aparecer en diferentes etapas de la elaboración del pan. Durante el proceso de amasado, los aromas se crean gracias a la actividad enzimÔtica, mientras que la fermentación de la masa origina aromas fundamentalmente en la miga. Por otra parte, el periodo de cocción influye principalmente en el olor de la corteza. El característico olor de pan tostado depende de la formación en la corteza de compuestos activos y flavor durante dicho proceso de cocción.


Existe una diferencia clara entre los panes de trigo y los de centeno porque estos últimos se elaboran habitualmente con masas Ôcidas, que contribuyen a un aumento de la concentración de Ôcido lÔctico y acético en la miga, lo que caracteriza su acidez. La utilización de masas Ôcidas permite también la obtención de migas mÔs aromÔticas en otros tipos de panes como la baguete o la chapata.


El pan tiene identidad propia, ya no es solamente un potenciador de sabor de los alimentos que acompaƱa, sino que se ha convertido en parte del ‘placer de comer’ con una variedad muy grande de diferentes olores, formas, texturas y sabores.


 

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